CURUL
SILLA

La silla curul podía ofrecerse a modo de trono como un honor a los reyes extranjeros reconocidos oficialmente.

La silla curul era habitualmente de marfil, con asiento cuadrado y patas curvadas formando una amplia X. No poseía respaldo y sus brazos eran bajos. Podía ser plegada, siendo así fácilmente transportable para ser usada por los magistrados y otros usos especiales como para los jefes militares en campaña (en este caso se llamaba sella castrensis). Según parece, aunque se trataba de un elemento suntuario, la curul resultaba intencionadamente incómoda si se permanecía sentado en ella durante largos periodos, obligando a los servidores públicos a ser diligentes en su trabajo, y recordando, de paso, que la función pública es transitoria.

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