09 Apr
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El movimiento art déco mostrado en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas (1925) realizada en la explanada de los Inválidos de París causó tal impresión a los visitantes, que se reprodujo con todo lujo de detalles en Nueva YorkBuenos AiresTokioSao PauloCasablancaSaigon, Phnom PenChicagoBelgrado, entre otras muchas ciudades.

En Nueva York el Rockefeller Center y el edificio de la Chrysler son apenas dos muestras, en Rio de Janeiro el Cristo de Corcovado, y tras ellos las ciudades mencionadas se transformaron rápidamente. En México la ciudad de Cuernavaca, la colonia Condesa de la Ciudad de México, y otros barrios periféricos mencionados por Malcolm Lowry en Bajo el Volcán siguen el ejemplo, en Colombia la ciudad de Manizales incendiada en 1925 se reconstruyó con la pericia de los arquitectos del momento importados por la clase emergente cafetera y una tras otra todas las ciudades del mundo se regeneraron con su rincón art déco, moderno, provocador, futurista.

El movimiento fue perdiendo patrocinio en las metrópolis europeas y norteamericanas mucho después de haber alcanzado una introducción masiva, al punto de ser empleado para representar falsas pretensiones de lujo. Finalmente, el estilo caería en decadencia, dadas las austeridades impuestas por la Segunda Guerra Mundial.

En otros países como la IndiaNueva ZelandaCubaGuatemalaArgentinaMéxicoEcuadorFilipinasVenezuela, se convirtió en una puerta de entrada al modernismo y continuó siendo utilizado hasta bien entrados los años 1950. En América Latina pueden encontrarse, durante este periodo, varios exponentes del art déco como, por ejemplo, el argentino José Fioravanti.

Un resurgimiento del interés por el art déco vino desde exploraciones del diseño gráfico en los años 1980. Su asociación con el film noir en cinematografía y el encanto del glamour de los años 1930 propició un nuevo uso de este tipo de expresión a finales de la década de 1980 en piezas publicitarias para joyería y en el mundo de la moda y la decoración de hoteles como el Hotel Fairmont y el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.

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