21 Apr
21Apr

una vez concluida la segunda posguerra, las ideas industrialistas fueron cobrando fuerza en el mundo entero, y en Latinoamérica la identificación de los conceptos de “desarrollo económico” con “industrialización” (transformados en sinónimos) se afianzó firmemente como una visión predominante. estas concepciones inspiradas en el pensamiento keynesiano promovieron un modelo de “industrialización por sustitución de importaciones” combinado con estrategias de exportación e integración económica en varias regiones del continente bajo una fuerte tutela estatal en diversas esferas de la vida económica. A partir de la década de 1960, como consecuencia de la expansión del comercio internacional, un tema central de debate respecto de las economías de los países latinoamericanos fue su inserción en las corrientes dinámicas de comercio de manufacturas en virtud de las preferencias que otorgaban los países industrializados a las exportaciones de los países en desarrollo.2 A su vez, y bajo la influencia del proceso liderado por México, se aplicaron diversos modelos de reforma agraria en varios países del continente, que en términos generales tuvieron alcances más bien limitados, salvo en el caso particular de cuba. en el marco de estas transformaciones, que sintonizaron con los afanes industrializadores impulsados por los gobiernos
latinoamericanos, se produjeron algunos hechos que fueron delineando las coordenadas de la institucionalización del “diseño”3 como actividad profesional en el continente. Aunque no se trate de un hito fundacional, en 1949 tomás Maldonado publicó el texto “Diseño Industrial y sociedad” en la revista Cea del centro de estudiantes de Arquitectura de la universidad de Buenos Aires, considerado el primer artículo referido al diseño industrial en el país trasandino.4 A partir de los años cincuenta, en Brasil se adoptó la palabra design para denominar a la actividad, en detrimento de la palabra “diseño”,5 y en chile, la visita del ex profesor de la Bauhaus Josef Albers en 1953 dio pie a la apertura de talleres preliminares de Diseño Básico en la escuela de Bellas Artes de la universidad católica en 1959.6 si bien, como también aconteció en Brasil con los cursos de diseño impartidos en el Instituto de Arte contemporáneo de sao paulo entre 1950 y 1953,7 y en uruguay, con motivo de la creación del Instituto de Diseño en la universidad de la república en 1952,8 lo cierto es que fue durante los años sesenta y setenta cuando surgieron las primeras escuelas de diseño propiamente tales en Latinoamérica.9 De esta manera, el origen del diseño “profesional” se gestó desde el sector académico, distante de la producción industrial y los avances tecnológicos, tal como ocurrió en Brasil, uruguay, Argentina, colombia, Venezuela, chile y México durante la década de 1960.una vez concluida la segunda posguerra, las ideas industrialistas fueron cobrando fuerza en el mundo entero, y en Latinoamérica la identificación de los conceptos de “desarrollo económico” con “industrialización” (transformados en sinónimos) se afianzó firmemente como una visión predominante. estas concepciones inspiradas en el pensamiento keynesiano promovieron un modelo de “industrialización por sustitución de importaciones” combinado con estrategias de exportación e integración económica en varias regiones del continente bajo una fuerte tutela estatal en diversas esferas de la vida económica. A partir de la década de 1960, como consecuencia de la expansión del comercio internacional, un tema central de debate respecto de las economías de los países latinoamericanos fue su inserción en las corrientes dinámicas de comercio de manufacturas en virtud de las preferencias que otorgaban los países industrializados a las exportaciones de los países en desarrollo. A su vez, y bajo la influencia del proceso liderado por México, se aplicaron diversos modelos de reforma agraria en varios países del continente, que en términos generales tuvieron alcances más bien limitados, salvo en el caso particular de cuba. en el marco de estas transformaciones, que sintonizaron con los afanes industrializadores impulsados por los gobiernos
latinoamericanos, se produjeron algunos hechos que fueron delineando las coordenadas de la institucionalización del “diseño”3 como actividad profesional en el continente. Aunque no se trate de un hito fundacional, en 1949 tomás Maldonado publicó el texto “Diseño Industrial y sociedad” en la revista Cea del centro de estudiantes de Arquitectura de la universidad de Buenos Aires, considerado el primer artículo referido al diseño industrial en el país trasandino. A partir de los años cincuenta, en Brasil se adoptó la palabra design para denominar a la actividad, en detrimento de la palabra “diseño”,5 y en chile, la visita del ex profesor de la Bauhaus Josef Albers en 1953 dio pie a la apertura de talleres preliminares de Diseño Básico en la escuela de Bellas Artes de la universidad católica en 1959.6 si bien, como también aconteció en Brasil con los cursos de diseño impartidos en el Instituto de Arte contemporáneo de sao paulo entre 1950 y 1953,7 y en uruguay, con motivo de la creación del Instituto de Diseño en la universidad de la república en 1952,8 lo cierto es que fue durante los años sesenta y setenta cuando surgieron las primeras escuelas de diseño propiamente tales en Latinoamérica.9 De esta manera, el origen del diseño “profesional” se gestó desde el sector académico, distante de la producción industrial y los avances tecnológicos, tal como ocurrió en Brasil, uruguay, Argentina, colombia, Venezuela, chile y México durante la década de 1960.una vez concluida la segunda posguerra, las ideas industrialistas fueron cobrando fuerza en el mundo entero, y en Latinoamérica la identificación de los conceptos de “desarrollo económico” con “industrialización” (transformados en sinónimos) se afianzó firmemente como una visión predominante. estas concepciones inspiradas en el pensamiento keynesiano promovieron un modelo de “industrialización por sustitución de importaciones” combinado con estrategias de exportación e integración económica en varias regiones del continente bajo una fuerte tutela estatal en diversas esferas de la vida económica. A partir de la década de 1960, como consecuencia de la expansión del comercio internacional, un tema central de debate respecto de las economías de los países latinoamericanos fue su inserción en las corrientes dinámicas de comercio de manufacturas en virtud de las preferencias que otorgaban los países industrializados a las exportaciones de los países en desarrollo.2 A su vez, y bajo la influencia del proceso liderado por México, se aplicaron diversos modelos de reforma agraria en varios países del continente, que en términos generales tuvieron alcances más bien limitados, salvo en el caso particular de cuba. en el marco de estas transformaciones, que sintonizaron con los afanes industrializadores impulsados por los gobiernos
latinoamericanos, se produjeron algunos hechos que fueron delineando las coordenadas de la institucionalización del “diseño”como actividad profesional en el continente. Aunque no se trate de un hito fundacional, en 1949 tomás Maldonado publicó el texto “Diseño Industrial y sociedad” en la revista Cea del centro de estudiantes de Arquitectura de la universidad de Buenos Aires, considerado el primer artículo referido al diseño industrial en el país trasandino.4 A partir de los años cincuenta, en Brasil se adoptó la palabra design para denominar a la actividad, en detrimento de la palabra “diseño”,5 y en chile, la visita del ex profesor de la Bauhaus Josef Albers en 1953 dio pie a la apertura de talleres preliminares de Diseño Básico en la escuela de Bellas Artes de la universidad católica en 1959.6 si bien, como también aconteció en Brasil con los cursos de diseño impartidos en el Instituto de Arte contemporáneo de sao paulo entre 1950 y 1953,7 y en uruguay, con motivo de la creación del Instituto de Diseño en la universidad de la república en 1952,8 lo cierto es que fue durante los años sesenta y setenta cuando surgieron las primeras escuelas de diseño propiamente tales en Latinoamérica.9 De esta manera, el origen del diseño “profesional” se gestó desde el sector académico, distante de la producción industrial y los avances tecnológicos, tal como ocurrió en Brasil, uruguay, Argentina, colombia, Venezuela, chile y México durante la década de 1960.

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